domingo, 21 de abril de 2013

Carta a un capitán

Capitan 5 by Anton Antonov
Entienda capitán que soy terco por una razón: El arma no se disparará hasta que yo no lo haga; la magia no actúa por sí sola y sólo el terco que no sabe lo que hace, puede cometer el error. 

Sepa capitán, que de errores está hecha la vida y por esa simple razón quiero equivocarme y hacerle caso a mi terquedad.

Sea feliz capitán, su lucha contra el mar nunca terminará si lo sigue viendo como una montaña.

Entienda capitán, que para poder vencer necesita ver con los ojos del alma, con esos que lo llevan a lograr imposibles, a creer en fantasías y a deslumbrar multitudes. Sepa usted señor, que el terco peca por terco, el imprudente por imprudente y el ciego por ciego.

“Mueran de a poco”, me dijeron. “Venzan la muerte con la vida; no hay peor muerte que sentir que no se vive cuando se está vivo.”

Aprenda a vivir capitán, sólo necesita dejar la idea de perfección. La montaña es árbol si usted lo quiere y el mar es montaña si así lo desea, pero no se olvide que para poder ver las cosas así, su alma debe hacérselo sentir.

No tema, no se aflija, no muera en pedacitos. Viva, viva con grandeza las maravillas universales. Disfrute de su marea, de su vista, de su barco.

No se centre en llegar a la meta sin disfrutar el camino; eso sería como caminar sobre carbón sin estar preparado para quemarse. Aquiete su mente, respire, observe.

Sea usted capitán quien me inspire a seguir mi terquedad, la terquedad de ver con los ojos del alma, de ver lo que pocos pueden ver.

Sea usted quien me dé la motivación de buscar bajo las olas un planeta y en el cielo, una ola de mar.

Artículo escrito por: Juliana Benjumea / @_Cabaio