martes, 2 de octubre de 2012

Y tú ¿en qué Dios crees?

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Porque tenemos derecho a expresar. PÉGUESE SIN TAPUJOS (columna de opinión)

¡Yo creía en un dios cristiano!... más bien, fui obligada a creer, pues de niña no me preguntaron me quería bautizar, como posiblemente nos pasó a todos. Después mis dudas fueron llegando, unas filosóficas cómo quién me creó y otras más científicas como el escepticismo ante las especies de Darwin.


En fin, buscando respuestas asistí con voluntad (o no) a misa, a una u otra religión, me burlé ignorantemente de sus cantos, creencias y FANATÍSMO; pero… dicen que todos tenemos un aura por alumbrar llámese como se llame…¡¡¡Stop!!! Dijo en cierto momento mi mente, pues encontré la diferencia del porqué todos creemos en un algo/alguien diferente.

Resulta que entre tanto argumento que surgió para justificar el mundo, los mitos se fueron cuestionando y pasando uno tras otros hasta que en la colonización con sus impuestas religiones, se sembraron dos divisiones importantes en el mundo teológico, uno se conoce como Indoeuropeo y otro Semita.

El primero acuñe a todos los que buscaron y buscan conseguir el conocimiento espiritual verdadero basados en los ciclos de la naturaleza; a esta pertenecen dos grandes religiones orientales: Budismo e hinduismo cuya característica principal es la reflexión filosófica.

Los semitas por su lado comprenden religiones occidentales como el Cristianísmo, judaísmo e islam que a diferencia de las indoeuropeas resaltan el abismo entre dios y la creación, el objetivo es salvarse de la culpa y el pecado; su práctica está en oraciones, predicaciones y cumplimiento de lecturas sagradas, más no en la meditación, autoconocimiento y autocontrol, como lo pretenden las indoeuropeas. 

Reflexionando en esto me encontré el Ateísmo 2.0 de Alain de Botton 


Quien exponía la importancia de no caer en fanatismo, es decir, pensar que mi dios es el único; también pudiese ser el caso de un agnóstico; interpreto también sus palabras como la invitación a ser usureros espirituales, aprovechando lo más humano y ético según mi parecer de cada religión y aplicarla a mi filosofía de vida.

Ni lo uno ni lo otro como decía Moran; para prueba de que esta idea funciona tengo el respeto, pues después comprendí que mi pensar tiene el mismo valor del dios de otra persona, entendí cuán importante es creer, en algo, alguien, no se… Pues así se tolera la espiritualidad del otro, asistes con delicadeza a misa, te ríes satisfactoriamente de sus cantos pues gústeme o no, ellos ya encontraron su refugio espiritual que por el momento yo aún estoy buscando.



Escrito por:
Adriana Garzón Mozo 

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